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Desde hace varios años, las denominadas PYMEs, se están dando cuenta de los beneficios que aporta incorporar personas con diversidad funcional a sus plantillas. Esto va más allá de los beneficios fiscales o de seguridad social que gozan las empresas con éstas incorporaciones, se trata más bien de un tema de justicia social y de igualdad de oportunidades que las organizaciones tienen el deber de cumplir como entes sociales que son.
Es verdad que las personas con alguna diversidad funcional, ya sea física, sensorial o psíquica, tenemos que demostrar el doble que un colaborador “normal”, puesto que tenemos que demostrar que somos válidos para el puesto de trabajo a desempeñar y que nuestra discapacidad no afecta a nuestro rendimiento en comparación con personas sin discapacidad. Pero esto gracias a las ayudas técnicas (adaptación del puesto de trabajo) y a las sociales (barreras mentales) cada vez resulta más fácil.

AMBAS PARTES GANAN

No es menos cierto que estas acciones por parte de las organizaciones guardan una cierta simbiosis entre empresa y colaborador, la primera se beneficia de un colaborador a bajo coste y por otro lado, el colaborador tiene la oportunidad de desarrollar su actividad profesional en un ambiente normalizado, demostrando que su discapacidad no le priva de otras muchas capacidades. Ejemplo de ello es que las empresas de cosmética y perfumería contratan a personas con deficiencia visual debido a que tienen un mejor desarrollo del sentido del olfato.
La contratación de personas con discapacidad en las PYMEs ayuda a que éstas obtengan una plantilla diversa y permite convertirse en ejemplo para otras, permitiendo romper barreras mentales respecto a discapacidad y trabajo, elaborando una sociedad más igualitaria. Claro está que esta cuestión se puede extrapolar a otros sectores de exclusión social, inmigrantes, politoxicómanos, ex presidiarios etc. No sólo la discapacidad puede ser objeto de inclusión laboral, sino que cada empresa según sus necesidades puede declinarse por un sector u otro.
Desde Clavei, conscientes de una nueva visión de la sociedad, se les está dando oportunidades a personas con discapacidad que inicien prácticas para un primer contacto con el mundo laboral, permitiendo desarrollar nuevas carreras profesionales.

¿OBLIGAR A LAS EMPRESAS ES LA SOLUCIÓN?

Por último, recalcar que desde los poderes públicos se están llevando políticas activas para el acceso al empleo, exigiendo que las empresas con más de 50 trabajadores tengan un 2% de personal con algún tipo de discapacidad. Aunque lo ideal sería que este tipo de obligaciones no hicieran falta y que los colaboradores con y sin diversidad funcional tengamos las mismas oportunidades de acceder a un puesto de trabajo y que el hecho de tener una discapacidad se convierta en el desarrollo de otras muchas capacidades tanto para las personas como para las empresas.
Como dice la antigua frase: “La discapacidad nace en la mirada del otro”
imagen: Toblas Abel


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