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Paradoja del destino, el umbral temporal 2008-2015 ha hecho coincidir en España la “consolidación digital” con la “crisis económica”.
La híper conectividad ha favorecido un nuevo orden en una sociedad digitalizada que comparte información en tiempo real a través de la computación en la “nube”. Esta voluntad de cambio también afecta al modo de trabajo de las personas y de las organizaciones.

La “nube” junto con el resto de tecnologías disruptivas que se apoyan o sirven de ella, como son el “Internet móvil”, el “Big Data” y el “Internet de las cosas”, no sólo han cambiado nuestra forma de relacionarnos, han transformado la forma de producir, de comercializar y de consumir; tanto bienes como servicios. Permitiendo la creación de nuevos modelos de negocio, que a su vez favorecen la apertura de nuevos nichos de empleo con modelos de trabajo diferentes a los concebidos actualmente.

UNA NUEVA FORMA DE TRABAJAR

Para los empleados, la flexibilización del trabajo a través de la “nube” genera grandes expectativas de ocupación general; siempre que sean capaces de desarrollar las competencias digitales requeridas. Y además, en igualdad de oportunidad para las personas con restricciones de movilidad, ya que se eliminan los inconvenientes de la presencia física en el puesto de trabajo y favorecen la inclusión laboral de las personas con discapacidad y su relación con los nuevos yacimientos de empleo.

EL NUEVO ENFOQUE PARA EL EMPLEADOR

Como empleadores, la evolución hacia este modelo de relación laboral exige cambios en la cultura empresarial y en los procesos de negocio, estableciendo criterios de organización de trabajo más ágiles basados en objetivos, como alternativa a las estructuras clásicas presenciales.
Atraer y retener a los mejores profesionales exige implantar prácticas diferenciadas para atender los requerimientos generacionales. Sobre todo, considerando que la inminente fuerza laboral es la generación “Y”, conocidos como “millennials”.
Las empresas han de revisar su estilo de trabajo y desarrollar enfoques que promuevan la eficiencia y la satisfacción de estos trabajadores-colaboradores. Por lo general, acostumbrados a usar de forma masiva las redes sociales y familiarizados de forma innata con la tecnología digital. Apasionados y con un estilo de vida enfocado a vivir y disfrutar, día a día.

UN ENTORNO ADAPTADO A ESTE NUEVO ORDEN

Los interlocutores sociales y a los legisladores también han de reflexionar sobre la normativa laboral actual para desarrollar fórmulas de trabajo flexible; antes difícilmente asumibles y que ahora se plantean como el paradigma de la transformación necesaria para afrontar con garantías el impacto provocado por las tecnologías disruptivas. Además, han de cuestionarse la evolución de los espacios de trabajo en los próximos años (centros compartidos para teletrabajo, hogares adaptados y prestación de servicios laborales en movilidad), para facilitar que las empresas puedan reclutar y capacitar trabajadores para este nuevo entorno laboral.
Y todo ello, sin olvidar la protección de la propiedad intelectual y la privacidad de los datos, cumpliendo los protocolos de seguridad tecnológicos y la normativa vigente, pero de esto ya hablaremos en otro momento.


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